Jesuiten Etxea: Camino, hogar, familia

Jesuiten Etxea: Camino, hogar, familia

El objetivo del proyecto «Jesuiten Etxea» ha sido ofrecer una nueva oportunidad a las personas inmigrantes en situación de vulnerabilidad, ofreciendo convivencia, formación, inserción social y acompañamiento.

El sentido de la solidaridad entre los ciudadanos del mundo se ha hecho cada vez más importante en la sociedad actual. Esto ha convertido el respeto por los derechos humanos, la participación democrática, la justicia social, la diversidad, la coeducación y la sostenibilidad en una dimensión fundamental a la hora de formar a la ciudadanía que comparte una visión de ciudadanía global.

En nuestro colegio, tanto desde el proyecto educativo general, como desde el proyecto de ciudadanía, compartimos la visión de ciudadanía global. Por eso queremos abrir nuestra mirada al mundo. El proyecto de Jesuiten Etxea nos ofrece la oportunidad de incidir activamente en una necesidad concreta de nuestra realidad más cercana. San Jose Jesuitak ikastetxea no es un proyecto educativo aislado, es un agente activo del pueblo, con voluntad y capacidad de influir en Durango.

Jesuiten Etxea, desde 2007 hasta la actualidad

Los jesuitas tienen una relación con Durango de unos 140 años, y a lo largo de ese tiempo la Comunidad de Jesuitas ha demostrado su capacidad para adaptarse a diferentes contextos. Muestra de ello es Jesuiten Etxea. Nació en 2007 en Durango con la intención de dar respuesta a la dramática realidad de las personas sin papeles. Ese mismo año, los miembros de la Comunidad Jesuita, de la que Juanjo Moreno era patrono, decidieron abrir su casa a los migrantes sin recursos y comenzaron a convivir con gente procedente del África subsahariana. A partir de entonces, tuvieron claro que Jesuiten Etxea no era un simple albergue.

Jesuiten Etxea ha sido desde su fundación lo más parecido a una «familia» o a un «hogar» en Euskadi. La comunidad ha ayudado a las personas que de un día para otro se encuentran en una cultura y una religión totalmente diferentes, a huir del aislamiento. Y es que, además de la acogida, el proyecto ha tenido como objetivo la inclusión.

En 2020 la Compañía de Jesús cerró la Comunidad de Durango y el proyecto de Jesuiten Etxea comenzó un nuevo camino. La actual Jesuiten Etxea es el desarrollo del proyecto Goazen-Jarraitzen (junio-diciembre 2020). Y mantiene las mismas bases que el proyecto creado en 2007, que busca establecer procesos de incorporación social a jóvenes extranjeros no acompañados en situación de extrema vulnerabilidad y sin una solución residencial en el contexto de la pandemia por la COVID-19.

El objetivo de este proyecto no es sólo dar solución a las necesidades de vivienda y administración de los jóvenes, sino facilitar un espacio de encuentro entre la comunidad y los jóvenes, generando un impacto positivo para ambas partes. El proyecto cuenta con personas voluntarias que, además de participar en actividades de ocio y tiempo libre como la enseñanza del castellano, mantienen una relación puente entre la sociedad y los jóvenes que participan.

Jesuiten Etxea ha creado una red de colaboración en la que se han reunido numerosas asociaciones y personas. En esta red, San Jose Jesuitak ikastetxea también se ha convertido en una figura importante en el proceso de inserción de los jóvenes. La educación es una de las claves para la inclusión, por ello, los jóvenes de Jesuiten Etxea participan en las diferentes actividades del colegio. Así, por ejemplo, junto con el equipo de mantenimiento, han recibido conocimientos que les serán de utilidad en el futuro; o han explicado en primera persona sus vivencias y su realidad a los chicos y chicas del colegio. Se ha desarrollado una relación bidireccional, ya que el objetivo es aprender del intercambio y la interacción. Y de esta manera se pretende que los jóvenes se arraiguen en Durango.

La Fundación Ellacuría también tiene un papel significativo en esta red. Se ha convertido en la compañera de viaje de los 15 jóvenes que han pasado por Jesuiten Etxea. Tras abandonar sus países de origen, esta casa les ha dado la oportunidad de ser los protagonistas de su proyecto de vida. Este proyecto se ha convertido en un reto institucional para la fundación y, además, es un ejercicio de responsabilidad para construir una sociedad más justa.

El propósito de este vínculo comunitario no sólo repercute en los jóvenes, sino que también genera testimonios positivos de acogida, eliminando los prejuicios que se puedan generar en la población en torno a las personas migrantes. Estos testimonios creados a partir de la experiencia de la convivencia, influyen indirectamente en la sociedad, a través de relatos difundidos en redes individuales de cada voluntario o voluntaria.

Una vez más, el colegio, y en general la Comunidad Jesuita, quiere ser un agente activo en Durango, incorporando la perspectiva de ciudadanía global al municipio. Y Durango también ha respondido positivamente, demostrando que tiene sobrada capacidad de acogida.

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